18
de noviembre de 2011
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Distancia: 36,00
km.
- Tiempo
total con paradas: 10 horas
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Ascenso acumulado: 1.485 m.
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Descenso acumulado: 1.306 m.
- Altura
máxima.: 1.491 m.
- Altura
mínima: 785
m.
-Señalización: Escasa
-Valoración
8,5
Una etapa, larga,
dura y bonita la realizada el día de hoy
pero comencemos por el principio. Después de la ya clásica tostada de aceite y
ajo, salimos de Carchelejos casi amaneciendo, por la bonita calle de San Marcos
ya en fuerte ascenso, a la salida hay una flecha indicadora, nos dice que vamos
acompañados del sendero SL A-55 que se dirige a los Llanos de Palomares.
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Calle de San Marcos |
Una antigua
calzada nos separa del pueblo poco a poco, ascendiendo entre algunos chaparros
que se van trasformando en campos de olivos, el camino zigzaguea por una pista
que asciende suavemente hasta alcanzar los Llanos de Palomares,
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Llanos de Palomares |
ponemos el
corazón a ritmo normal en el llano hasta llegar a una carretera que tomamos a
la izquierda durante un par de kilómetros y que abandonamos por un camino a la
derecha que se dirige hasta el Cotijuelo, un cortijo que vamos viendo tiempo
atrás,
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El Cortijuelo |
unos metros antes de llegar a él
hay una portilla a la izquierda que tenemos que abrir ¡ojo a esto! y descender
un poco por un pequeño valle hasta que veamos alguna indicación que nos lleva
por un sendero hasta una colladeta evidente que tenemos enfrente, a partir de
aquí el camino es espectacular, el sendero desciende en zigzag hasta el fondo
del barranco con vistas del pantano de Quiebrajano.
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Comenzamos el descenso |
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Bajando al fondo del barranco |
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Embalse de Quiebrajano |
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Buen observatorio |
El fondo del barranco
coincide con la cañada del Sabinar, hacemos una parada para descansar junto a
una pasarela de madera que cruza el barranco de Valdearazo, seguimos el margen
derecho del barranco por un sendero a media ladera que a veces tiene que salvar
placas de roca un tanto peligrosas en periodo de lluvia, ningún problema en
seco.
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Cuidado con las placas |
Algunas sabinas crecen entre los pinos, al fondo los árboles de ribera
han sido diezmados por las madereras. Alcanzamos una pista que cruza el río por
un vado para seguirlo durante largo tiempo por el margen izquierdo, grupos de
forestales recortan los pinos cuyas ramas se acercan a la pista. Llegamos al
cortijo de Prados Bajos donde hacemos una pequeña parada para rellenar las
cantimploras. Dejamos a la derecha el cortijo de Valdearazo y más adelante el
derruido cortijo de Valdearacillo, a partir de aquí la pista se inclina y
asciende fuertemente, así llegamos al cortijo de Alamillo con fuente y pilón
donde metemos nuestros pies recalentados, comemos con los pies metidos en la
pila, un mastín del cortijo se acerca buscando alguna propina de para él.
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Refrescando los pies |
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Cortijo del Alamillo. No parece alegre cuando nos vamos |
Toca continuar,
seguimos en fuerte rampa, la pista gira a la izquierda, nosotros tenemos que
seguir de frente, esto gracias a un pastor que desde lejos nos avisa que dejemos
la pista porque daríamos mucha vuelta, los últimos metros de desnivel hasta el
Puerto de los Alamillos los hacemos por una vieja pista en desuso.
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Pepe sube desde el cortijo del Alamillo |
Al llegar al puerto creemos que nuestro ascenso ha
terminado pero nada de nada, tomamos a la derecha un camino semiperdido que poco
a poco se va perdiendo del todo y hay que ir adivinando por la escasez de
señalización hasta llegar a una pista que en pocos metros asciende hasta una
cumbre con bonitas vistas.
Al otro lado y al fondo tenemos el cortijo de Peñas
Rubias, nosotros debemos descender buscando una cañada que al final encontramos
y que poco a poco se transforma en camino de buen piso y que es el camino que
se ve desde la cumbre.
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Cortijo de Peñas Rubias |
Bordeamos el pico Paredón y los cerros siguientes
con sus molinos eólicos, la pista es cada vez más amplia, dejamos algunos
cortijos a la derecha del camino para hacer una parada en el cortijo del Olivo.
El frío arrecia y comienza a echarse la noche, nos abrigamos y colocamos los
frontales, el cielo a la vez va oscureciendo.
Seguimos ahora por la cañada del portillo del
Espinal hasta alcanzar dicho portillo y donde tomamos la carretera que viene de
Frailes, comenzamos a descender, ya de noche y viendo las luces de Frailes al
fondo del valle. Comienza a llover y tenemos que parar para sacar los equipos
de agua, los trabajadores del campo regresan a la vez a Frailes y la carretera
sin pintar y sin arcén se vuelve peligrosa, Jose Luis va en cabeza con el
frontal y yo en cola con el piloto rojo, Pepe va en medio. Gran descanso a la
entrada de Frailes, ya íbamos un poco agobiados con los coches, buscamos el
Hostal La Posá, entramos en el bar que tiene encendida una gran chimenea, nos
quitamos la ropa empapada y tomamos una cerveza antes de subir a la habitación,
buenas tapas como siempre acompañan a la cerveza en esta zona, el dueño del
hostal viendo en las condiciones que llegamos y el equipaje que portamos tuvo
la amabilidad de darnos tres habitaciones individuales en vez de una triple que
teníamos contratada, y por el mismo precio, cosa que le agradecemos, subimos a
ducharnos y bajamos a disfrutar de la chimenea y de la cena.
Alojamiento: Hostal La Posá rel.
Cal/precio 7
Cena: Hostal La Posá rel.
Cal/precio 6
Desayuno: Hostal La Posá rel. Cal/precio 6
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